Su Programa de Ayuda al Empleado y a la Familia (PAEF) es un servicio de apoyo que le puede ayudar a dar el primer paso para emprender cambios.
 

Ayudar a otros a sobrellevar el duelo

Ayudar a otros adultos

En nuestras relaciones, también podemos apoyar otros que están sufriendo una pérdida. Esto puede ser incómodo. Muchas personas no saben qué decir o hacer para ser útiles. Se preocupan de que causarán problemas adicionales sin querer a las personas afligidas al decir o hacer algo malo. El dolor es una cosa individual; realmente no hay una fórmula establecida para la mejor manera de ayudar a las personas en duelo. Afortunadamente hay principios a seguir que son los más apropiados.

Ayudar a los niños

Lidiar con una muerte u otra pérdida significativa puede ser difícil para los más fuertes adultos. Puede ser aún más difícil y confuso para los niños. Aquí hay algunas maneras de ayudar a un niño durante el duelo.

Dígale al niño lo que ha sucedido. Es importante comunicarse abiertamente y honestamente con los niños sobre lo que ha sucedido. Cuando una muerte ha ocurrido, muchas personas tratan de suavizar el golpe usando frases ambiguas como "Se ha ido a dormir" o "Se ha ido lejos". Esquivar el problema de esta manera, por bien intencionado que sea, puede resultar en una mayor confusión. Por ejemplo, decirle a un niño que un ser querido se ha "ido" sugiere que hicieron una elección en el asunto y que, por lo tanto, otras personas también pueden abandonar al niño. Por otra parte, el niño podría pensar que el ser querido puede volver otra vez, lo que solo puede prepararlo para una decepción mayor. Crear impresiones equivocadas como éstas podría causar temor innecesario o confusión para el niño, en lugar de la comodidad que se pretendía.

Mostrar un poco de vulnerabilidad está bien. Está bien que los niños vean que los adultos están sufriendo tanto como ellos y que la pérdida es difícil para cualquiera, independientemente de la edad y la experiencia. Es importante no sentir como que usted debe tener todas las respuestas o presentarse como invulnerable. Al mismo tiempo, NO está bien que los adultos pongan la carga de su propio dolor sobre los hombros de los niños o que pidan a los niños, ya sea explícita o implícitamente, que les ayuden a hacer frente a su propio dolor. Hacer que un niño sea un confidente de esta manera es perjudicial para el niño, en el sentido de que los niños no están suficientemente maduros emocionalmente para manejar ese tipo de presión. Los adultos deben ser abiertos con los niños acerca de su propia tristeza o dolor, pero no esperar o comunicar a los niños que deben hacer algo para mejorar las cosas para los adultos. Puede ser muy difícil para los adultos en duelo encontrar el equilibrio adecuado entre compartir lo suficiente con los niños para ayudarles a entender lo que ha sucedido y compartir demasiado (lo que puede conducir a problemas para superación para los niños).

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